Cómo empezar a aceptarte como crossdresser (sin tanta culpa). Sarah.

 Mi nombre es Sarah y soy de una pequeña ciudad en los Estados Unidos, donde ser crossdresser no es algo que se vea a menudo. De hecho, aquí la gente tiene ideas muy cerradas sobre lo que significa ser una mujer o ser un hombre. Para muchas personas, salir del “normativo” es casi un pecado, y yo lo sabía desde que empecé a vestirme hace unos años.

Hoy quiero compartir con vosotras lo que he aprendido en mi viaje de aceptación personal. Es un camino largo, no siempre fácil, y lleno de altibajos. Pero lo más importante que quiero decirte es que no estás sola.

Aceptar que eres crossdresser no es siempre fácil. Muchas veces crecemos con la idea de que debemos ser una cosa u otra, que no hay espacio para la ambigüedad. En mi caso, las dificultades llegaron cuando traté de encajar en mi comunidad, donde la idea de vestir ropa femenina o explorar mi lado más femenino es, lamentablemente, mal vista. A pesar de eso, me di cuenta de que, más allá de las expectativas externas, lo único que realmente importa es cómo me siento yo.



1. Infórmate sin miedo:

Cuando comencé a investigar sobre la cultura crossdresser, lo hice en privado, en mi cuarto, porque temía que alguien pudiera ver lo que estaba buscando. Vivir en una ciudad pequeña donde la aceptación no es algo común puede ser muy limitante. Sin embargo, descubrí que había comunidades en línea donde otras chicas como yo compartían sus experiencias y se apoyaban mutuamente. Esto me hizo sentir que no era la única, y que mi experiencia, aunque fuera difícil en algunos momentos, era válida. 

Leer sobre otras personas que habían pasado por lo mismo me dio fuerzas. Sabía que si ellas podían, yo también podía. No estamos solas, aunque a veces el entorno nos haga sentir que sí lo estamos.   

2. Habla contigo misma con amor:

En muchas ocasiones, la voz interior es la que más nos castiga. Las voces de “no eres suficiente”, “esto está mal”, “qué pensarán de ti” pueden ser terriblemente crueles. Yo pasé años diciéndome cosas como “esto es una fase”, “no soy lo suficientemente valiente”, o “soy rara”. Pero ahora entiendo que ese diálogo interno necesita cambiar. Si no lo hacemos nosotras, ¿quién lo hará?

Empecé a practicar el autocuidado, tanto físico como emocional. En lugar de reprocharme por mi deseo de vestirme de mujer, aprendí a abrazar esa parte de mí. Al principio no fue fácil, pero cada día es un paso más cerca de la aceptación.

Hoy, cuando me miro al espejo, ya no veo a una persona rara ni equivocada. Veo a Sarah, que tiene el derecho de ser feliz, sin importar lo que la gente piense. Y sé que esa versión de mí misma es completamente válida.

3. No te pongas etiquetas si no quieres:

Una de las cosas que más me costó fue etiquetarme. En este camino, muchos intentan decirte qué eres o qué no eres, y eso es muy confuso. Algunas veces me decían que “si me vestía así, entonces debería considerarme una mujer transexual”, pero yo no sentía que esa fuera mi identidad. Yo soy una persona que disfruta explorando su feminidad, sin que eso defina toda mi vida.

No tienes que ser un “crossdresser” 24/7 ni sentirte presionada a etiquetarte si no lo deseas. Solo porque a veces me pongo un vestido y maquillaje, no significa que quiero ser alguien más. A veces solo quiero ser yo misma, tal como soy, sin presiones externas.

4. Rodéate de apoyo (aunque sea online):

En mi ciudad, la aceptación es casi inexistente. Por eso, durante mucho tiempo, viví mi vida en secreto. Pero lo que aprendí, y que espero que te ayude, es que no necesitas estar rodeada físicamente de personas que te acepten para empezar a sentirte mejor contigo misma.

Las redes sociales y las comunidades online de crossdressers han sido una fuente enorme de apoyo para mí. Muchas chicas comparten sus experiencias, sus historias de vida, sus miedos y sus logros. Hay un espacio muy hermoso de solidaridad, donde podemos ser nosotras mismas sin miedo al juicio. Y aunque no es lo mismo que el apoyo en persona, fue lo que me dio la fuerza para seguir adelante.

Si no tienes a alguien cercano con quien hablar, no dudes en buscar grupos online. ¡El apoyo de la comunidad es increíble! Lo más importante es que te sientas respaldada y aceptada.

5. Recuerda que tu feminidad es válida:

No importa si te vistes solo de vez en cuando, o si lo haces todos los días. Tu feminidad es tuya. Nadie tiene derecho a decirte cómo o cuándo puedes expresarla. Aunque aún vivo en una ciudad donde no soy completamente aceptada, me he dado cuenta de que mi felicidad no depende de la aprobación de los demás, sino de cómo me siento conmigo misma.

Al principio, me sentía muy insegura de salir a la calle o de asistir a eventos con ropa femenina. Pero poco a poco fui comprendiendo que nadie tiene el derecho de definir qué es ser mujer o qué es ser hombre. Ser yo misma es todo lo que realmente importa. Y si eso implica ser crossdresser, ¡está bien!

Hoy te invito a que te aceptes tal como eres, sin miedos ni remordimientos. Sé que puede ser complicado, pero siempre es posible dar el primer paso. No estás sola, y mereces ser feliz, tal como eres.

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