Mi reflejo: Clara

Nunca voy a olvidar aquel día. Reservé mi primera experiencia en Dafni Girls semanas antes, en un impulso de valor que ni siquiera sabía que tenía. No se lo conté a nadie. Lo llevé en secreto, como se guardan los sueños que dan miedo, de esos que duelen de tan deseados.

El día que llegó la cita, me temblaban las manos. Caminé hasta el estudio con el corazón desbocado, pensando mil veces en dar la vuelta. ¿Y si no era para mí? ¿Y si me miraban raro? ¿Y si, al final, no conseguía reconocerme? Pero crucé la puerta. 

Me recibieron con una sonrisa tan cálida que por un momento se me olvidó que tenía miedo. Me ofrecieron agua, me hablaron con ternura, me escucharon. Y entonces empezó todo: me senté frente al espejo, aún sin atreverme a mirarme, y Sara comenzó a trabajar su magia.

Me maquillaron con paciencia y mimo. Me probaron varias pelucas hasta encontrar la que encajaba con mi alma. Me ayudaron a elegir la ropa, respetando cada gesto, cada duda, cada silencio. Y poco a poco, mientras todo eso pasaba, algo dentro de mí empezó a aflojarse como si se deshiciera una cadena muy antigua.

Cuando por fin me miré en el espejo…no me reconocí. Pero no porque no me viera. Me reconocí por fin.

Me quedé sin aire. Y lloré. No de tristeza, sino de alivio. De belleza. De reconocimiento: Era yo. Esa mujer que había vivido en mi interior durante tantos años, callada, oculta, deseando salir. “Soy yo”, susurré sin darme cuenta. Y lo dije con una sonrisa enorme.

No salí a la calle ese día. No estaba preparada, y eso estuvo bien. Porque ese día nací para mí misma. Me hice muchas fotos. Caminé por el estudio con mi vestido favorito. Me senté en el sofá como si fuese mi rincón de siempre. Me reí. Me abracé. Y me fui con una energía que nunca había sentido. Desde entonces, todo cambió.

No de golpe, no mágicamente, pero algo se encendió en mí. A veces les escribo, les mando fotos, les cuento cómo voy. Porque aquel primer paso fue la chispa. La prueba de que sí puedo. De que existo. De que merezco ser quien soy.

Sé que un día saldré a la calle vestida como esa mujer que vi en el espejo.

Y cuando lo haga, no caminaré, brillaré.

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