Por qué el crossdressing nos puede hacer mejores personas: Celine Denton
Esta reflexión refleja mi propia experiencia como mujer crossdresser. Yo empecé hace algunos años, creo que como muchas mujeres crossdresser en un entorno improvisado y llena de miedos, inseguridades y hasta sensaciones de culpa por ser y sentirte diferente. Siempre lo he dicho, sin la inestimable ayuda de Dafni Girls y todas sus fantásticas personas no sería ahora la mujer crossdresser que soy y en definitiva, la persona que soy.
Llevo en mi recuerdo una lluviosa tarde en Madrid, llena de nervios y de emociones, cuando me vi por primera vez, en manos de las chicas profesionales expertas de Dafni Girls, totalmente trasformada como mujer. Las emociones vividas en aquel momento fueron tan elevadas que no me vi capaz de salir y mostrarme al mundo como Celine. Meses después, en Valencia y bajo el apabullante calor del verano volví a probar la experiencia en el estudio de Dafni Girls en Valencia. Con la ayuda y decisión de Lulú me vi en el mundo exterior como una mujer que nace y es presentada en sociedad. Los nervios estaban a flor de piel, las pulsaciones aceleradas… En ese preciso instante, cuando di mis primeros pasos fuera del estudio y me interné por las calles cálidas y luminosas del centro de Valencia, la sensación era abrumadora. El miedo real y profundo, una mezcla entre la emoción de presentarme al mundo como mujer y el vértigo de abandonar mi refugio, mi zona de confort.
Sentía inseguridad y vulnerabilidad, me asaltaban pensamientos sobre cómo reaccionarían los demás, si sería juzgada o rechazada. Caminaba con cautela, tratando de controlar el temblor en mis manos y el tembloroso sonido de mis propios pasos con zapatos de tacón a los que no estaba acostumbrada. Cada momento era una batalla entre la ilusión y el temor, entre el deseo de mostrarme y el miedo a no pertenecer. Pero el miedo tenía sentido, era racional, porque me enfrentaba a lo desconocido, explorando una parte de mí misma que hasta entonces había permanecido oculta.
La sensación de miedo es inherente al proceso, sales de los límites impuestos y te atreves a vivir como te sientes y quieres. Aprender a cruzar esa frontera no sólo es desafiante sino que es también profundamente liberador. En posteriores experiencias y en cada paso fui venciendo poco a poco esa tensión, descubriendo que la fuerza para avanzar reside precisamente en enfrentarte a tus miedos y usarlo como impulso para el crecimiento personal y la auténtica aceptación.
El crossdressing impulsa un proceso de aceptación profunda de nuestra identidad que desafía los propios juicios y ajenos. Fomenta el conocimiento de nuestra dualidad interna, el valor del bienestar individual, el respeto a una misma y por extensión a los demás, lo que conlleva una mayor seguridad y autenticidad en nuestro comportamiento y en nuestra vida diaria.
Cuando experimentas tu rol como mujer, las sensaciones que conlleva y las perspectivas vinculadas al género opuesto, sin duda amplias tu mirada social y por supuesto desarrollas tu empatía hacia aquellos que son diferentes. Por tanto, desarrollas tu capacidad de respetar las elecciones de los demás, ayudando a superar prejuicios y acercándose a una convivencia más tolerante y abierta.
El crossdressing nos ofrece la oportunidad de expresar nuestras emociones, de vencer nuestros miedos y trabajar nuestra autoestima, lo que lleva a relaciones más auténticas y profundas. Participar en comunidades, en eventos, en experiencias y buscar la aceptación mutua; además de reducir nuestro posible aislamiento, nos enseña valores tan humanos como el acompañamiento y la solidaridad.
Es importante que nos permite explorar en nuestra capacidad creativa como mujeres, en lo estético y en nuestra expresión personal de manera que muchas veces no nos es posible en los marcos tradicionales. Este placer estético y sensorial de vestirte y transformarte transporta a un mundo de emociones positivas como la alegría, la satisfacción y en muchos casos con el tiempo, la relajación.
Por todo lo vivido y aprendido, creo sinceramente que el crossdressing también puede ser una poderosa herramienta para el crecimiento personal si se aborda con conciencia y compromiso. Algunas estrategias clave serían la autoexploración consciente para entender nuestras emociones y deseos más profundos, el trabajo en la aceptación emocional que nos ayuda a superar miedos y culpas y la expresión creativa a través del maquillaje, la manera de vestir y el movimiento que nos conectan con nuestra esencia.
Para potenciar este crecimiento, es útil incorporar técnicas prácticas como un diario emocional, con el fin de registrar nuestras experiencias y sentimientos ligados a la práctica; realizar ejercicios de mindfulness para aprender a observarnos sin juicio y manejar la ansiedad relacionada; así como la visualización positiva para reforzar la autoimagen y la confianza en nosotras mismas. También es fundamental buscar y participar en comunidades de apoyo y abrir el diálogo con personas cercanas, lo que fortalece nuestra autoestima y nos enseña a vivir desde la autenticidad y el respeto mutuo.
Integrar estos elementos transforma el crossdressing en un camino de desarrollo integral, donde cada experiencia nos acerca más a ser versiones plenas y libres de nosotras mismas. Llevar a cabo el crossdressing con estas estrategias y técnicas favorece nuestra capacidad para crecer emocionalmente, desarrollar la empatía y cultivar una vida más auténtica y satisfactoria.
En definitiva, el crossdressing nos puede llevar a una satisfacción vital y a desarrollar nuestra capacidad de innovación como personas. Al abrazar la libertad de ser quien cada una es, podemos aprender a vivir con menos miedo al juicio exterior y a tomar decisiones más alineadas con nuestros propios valores y puede servir para el crecimiento personal.
Creo sinceramente que el crossdressing nos puede hacer mejores personas al promover nuestra autoaceptación y autenticidad, el aprendizaje emocional, la empatía y el respeto tanto hacia una misma como hacia la diversidad de los demás.




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